Estás en la cola del supermercado, o parado en medio de un atasco, o esperas a que tu novia salga del probador de una tienda de ropa, en fin, que estás algo distraído, cuando, de repente, la realidad que te rodea parece confluir hacia un único punto y hace que éste resplandezca. Y entonces te das cuenta de que acabas de encontrarte con uno de esos momentos de inadvertida felicidad. A medio camino entre Me acuerdo de Perec y las implacables leyes de Murphy, Francesco Piccolo pone al desnudo con despiadado sentido del humor los placeres más inconfesables, los tics, las debilidades con las que todos, tarde o temprano, hemos de bregar. Porque sólo reduciendo a añicos la realidad se logra atrapar por la cola –siquiera un instante– el sentido más profundo de la vida. «Leed este libro, es probable que a veces os parezca estar delante de un espejo. Y os entrarán ganas de reír. Tal vez con una punzada de amargura» (Stefano Clerici, La Repubblica). «Es un catálogo de lo cotidiano... Como todos los catálogos, los repertorios, las listas, es fascinante» (Chiara Valerio, l’Unità). «Tan inclasificable como sorprendente» (Francesco de Core, Il Mattino).