Carmen Laforet pasa las páginas de un álbum de fotografías, de atrás hacia delante. A su lado está su hija, Cristina Cerezales, que ha ideado este camino de vuelta y la acompaña en un intenso viaje por las habitaciones de la memoria. Cierran los ojos y sus pensamientos se comunican de un modo nuevo, único, precioso. La voz que Carmen Laforet había decidido silenciar muchos años atrás, que silenciaría una enfermedad degenerativa, cobra la entonación precisa a través de su hija, silencio plagado de palabras, palabras no enunciadas pero diáfanas y llenas de revelaciones, palabras en un lenguaje nuevo, en clave de música blanca.
Desde su privilegiada condición de hija y de experta en su obra, Cristina Cerezales brinda al lector un material de primera mano sobre Carmen Laforet en el que abundan detalles reveladores que permiten entender profundamente su vida y su obra. Pero, ante todo, es un recorrido valiente, libre y sabio por los claros y las sombras de la condición humana.
Una bellísima declaración de amor de una hija hacia su madre.