El Diario de Witold Gombrowicz no recuerda en nada a los estereotipados diarios de escritor, es decir, a las obras que desempeñan el papel de crónica de los acontecimientos de la vida de un artista, de dietario intelectual. Este diario es una obra literaria en pleno sentido del término, considerada por muchos expertos como el mayor logro de su autor.
Creado en el espacio de dieciséis años, el Diario fue construido conscientemente; cada uno de sus capítulos constituye un todo elaborado primero para su publicación en la revista mensual Kultura y modificado posteriormente para pasar a convertirse en un elemento de la composición final. Así, no es una relación caótica de acontecimientos, sino un proyecto de autocreación, de modelado del personaje y de la propia biografía para disfrute del lector.
Estas páginas contienen situaciones de la vida, pero también fragmentos con carácter de ensayo filosófico, polémicas encendidas, partes líricas, bromas grotescas y ficción literaria pura, con el contrapunto de los comentarios e interpretaciones del autor a su propia obra. Una sinfonía perfecta por una de las voces más singulares y complejas del pasado siglo, uno de los documentos más sorprendentes de nuestro tiempo.