En "Yo soy una antología", Jerónimo Pizarro y Patricio Ferrari redescubren las múltiples individualidades de Fernando Pessoa. Cada uno de los ciento treinta y seis autores ficticios es presentado por una breve introducción, seguida de sus firmas facsimilares y de uno o más de sus textos, entre los cuales se destacan setenta y siete inéditos.
«La investigación que hizo este libro posible fue compleja y a la vez fascinante. Compleja, porque recorrimos las treinta mil hojas del archivo pessoano, en busca de lo que podríamos denominar vestigios ficcionales, es decir, nombres inventados o nombres reales ficcionalizados, e inventariamos todos los nombres de los cuales hay una inscripción o un testimonio. Fascinante, porque en el caso de muchas figuras no teníamos una visión de conjunto –por ejemplo, se conocen las Obras de António Mora y las Obras de Jean Seul de Méluret, pero no las del Dr. Pancracio o las de Charles Robert Anon–, y nuestra investigación nos permitió conocer mejor a Pessoa en su pluralidad. Esto nos llevó a releer textos editados y a leer textos inéditos, para alcanzar una percepción más nítida de figuras sobre las cuales teníamos ideas muy vagas, y para comprender mejor el desarrollo y la dinámica del heteronimismo pessoano».
Fernando Pessoa (1888-1935) es hoy el lazo principal de la literatura de Portugal con el mundo. Su obra en verso y en prosa es la más plural que se pueda imaginar, dado que tiene múltiples facetas, y materializa incontables intereses a la vez que representa un auténtico patrimonio colectivo: del autor, de las diversas figuras autoriales inventadas por él y de los lectores. Pessoa denominó a algunos de estos personajes, Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro de Campos, como «heterónimos», y reservó la designación de «ortónimo» para sí mismo. Director y colaborador de varias revistas literarias, autor del Libro del desasosiego y, en su día a día, «corresponsal extranjero en casas comerciales», Pessoa dejó una obra universal en tres idiomas que continúa editándose y estudiándose desde que, antes de morir en Lisboa, escribiera: «I know not what tomorrow will bring» [«No sé lo que el futuro traerá»].