El protagonista de esta historia es un niño solitario que se entretiene jugando
a las canicas. De pronto, un día, encuentra unas canicas diferentes. ¡Son
caramelos! ¡Y además, mágicos!
Come uno y el sillón le habla. Prueba otro y su perro le cuenta que no juega
con él porque está cansado. Después llega su papá y le suelta un montón de
órdenes y reprimendas. El pequeño come otro caramelo y, entonces, escucha
que su papá le dice mil veces cuánto lo quiere. Se mete en la boca uno rosa
y escucha a su abuela que está en el cielo, quien le aconseja que hagaamigos y disfrute. Con el último caramelo, la que se escucha es su propia voz
invitando a otro niño a jugar.
El pequeño, a través de la metáfora de los caramelos en la garganta,
descubre que no está solo, que los demás le hablan y le quieren, y que
cuando es él quien se atreve a hablar, evoluciona y deja atrás esa soledad para
divertirse y compartir.
La autora e ilustradora coreana, ganadora del premio The Astrid Lindgren
Memorial Award, compone un curioso, extraño y conmovedor relato arropado
por sorprendentes ilustraciones, integrando llamativos muñecos de papel
maché fotografiados. De este modo, la artista logra un efecto tridimensional
y extraordinariamente expresivo. Cada emoción de los personajes parece salir
del libro en cada página.
Es un álbum especial para los críos a los que les cuesta socializar,
los que se sienten, a veces, marginados por sus pares o poco queridos.
Seguramente, además, los niños querrán fabricar sus propios personajes
con papel maché, arcilla, masa, plastilina o cualquier otro material. Un creativo
recurso para jugar en familia o en el colegio.
Un cuento perfecto para entender que es importante escuchar a los demás
con un oído afinado, que no todo es lo que parece y que cuando uno halla sus
propias palabras, se produce la magia: uno cambia.