¿En qué se parece un árbol a un niño? En muchas cosas. Tantas que, a veces, se asemejan hasta igualarse. Al menos, así lo plantea este sugerente álbum.
El niño y el árbol nacen de semillas, necesitan agua pura, calor y cuidados para crecer sanos y fuertes. Y además, ambos tienen raíces...
¡Los dos son un regalo de la vida!
El texto es muy breve y repetitivo, con esa cadencia que hechiza a los niños pequeños. A las delicadas y tiernas ilustraciones se añade un atractivo más:
agujeritos en forma de círculos, pétalos, cuadrados o corazones, a través
de los cuales se puede espiar la página anterior o la siguiente.
Niños y padres podrán recorrer mil veces el libro con los ojos y los dedos
sin cansarse. Podrán aprovecharlo para hablar sobre el respeto que hay
que tener hacia la Naturaleza, hacia nuestro planeta y hacia los demás seres
humanos, sean como sean, vengan de donde vengan.
Y por supuesto, con los más mayorcitos, podrán dialogar sobre su árbol genealógico, jugar a fabricarlo con fotos o dibujos de la familia, recordar a los que se marcharon o investigar a los que no conocieron.
Un libro que celebra la vida en paz y en armonía, sin exuberancias, pero con amor infinito.